El inicio de un nuevo año siempre trae consigo una mezcla de emociones: ilusión, esperanza y, en muchos casos, un suspiro de alivio por lo que dejamos atrás. Al mirar hacia atrás en el 2024, me encuentro reflexionando sobre las lecciones que este año dejó grabadas en mi corazón.
El 2024 me enseñó que, aunque a veces nos cuesta soltar ciertas cosas por las que veníamos luchando o sueños que creemos que son los nuestros, Dios tiene formas claras de mostrarnos que no estamos en el camino correcto. Sin embargo, como seres humanos, a menudo nos aferramos con obsesión a lo que creemos que debe ser. Pero cuando finalmente soltamos, aprendemos de ese proceso, miramos hacia atrás y entendemos que ese no era el camino donde íbamos a ser bendecidos. Entonces, la puerta que se abre después es mucho más grande y mejor de lo que podíamos imaginar.
También aprendí a valorarme más, no solo como profesional, sino como persona. Entendí que mi tiempo, mi esfuerzo y mi dedicación tienen un valor, y ese valor merece ser respetado. Nosotras, como mujeres, a menudo entregamos tanto de nosotras mismas que olvidamos nuestro propio precio. Pero este año, reafirmé que somos valiosas y que debemos caminar con esa certeza.
Y, por supuesto, confirmé una vez más que la salud es primordial. Sin salud, todo lo demás pierde brillo. Cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu debe ser una prioridad, no una opción.
Al iniciar este 2025, quiero invitarte a que mires hacia atrás con gratitud, pero con los ojos firmemente puestos en lo que viene. Que este año sea uno donde tu fe se fortalezca, donde tus metas se alineen con el propósito de Dios para tu vida y donde aprendas a valorarte aún más.
Gracias por ser parte de esta comunidad, por confiar en este espacio y por permitirme acompañarte en este viaje. ¡Que el 2025 sea un año de bendiciones, crecimiento y sobre todo, mucha paz!
Con cariño y fe, Betsy Suazo
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